PRÓLOGO
Brillaba el cielo esa noche, más que de costumbre.
El asedio era patente. Durante todo el día no habían parado de llover proyectiles a lo largo y ancho del planeta Grim III.
La tercera y quinta compañía estelar habían sido erradicadas sin esfuerzo. Cuatro barcazas de combate y quince fragatas solo habían podido acabar con dos naves invasoras. Algo había fallado. En condiciones normales, habría sido una defensa sólida para el enemigo que ahora estaba hostigando sin descanso el planeta.
Los escudos estaban mermados, más aún, algunos habían sucumbido al insistente acoso.
No se había informado a los ciudadanos, pero una flota enemiga estaba prácticamente intacta y preparada para la invasión.